REDACCIÓN 'EL OBSERVATORIO'
Sepultada hace 8.000 años por un tsunami, Doggerland acabó bajo las aguas y en el olvido. Cuna de civilizaciones mesolíticas y neolíticas, ahora, y gracias a los avances científicos, se sabe un poco más de este vasto territorio perdido. Cabe recordar que el Mesolítico fue un período de la prehistoria que sirvió de transición entre el Paleolítico y Neolítico. Los tres períodos conformaron la Edad de Piedra.
Durante la última glaciación, hace unos 18.000 años, Doggerland cubría un área de tierra de unos 100.000 kilómetros cuadrados. Algo así como la superficie de Islandia. Esta región estaba habitada por comunidades de cazadores-recolectores y servía de puente entre Gran Bretaña y el continente europeo. Era nuestro estrecho de Bering. Sin embargo, a medida que las temperaturas aumentaron y los casquetes polares se derritieron al final de la última glaciación, el nivel del mar comenzó a subir y Doggerland fue inundándose gradualmente.
Hasta ahora, esta ‘Atlántida británica’ había permanecido en las profundidades marinas, con sus tesoros y misterios muy lejos del alcance humano. Sin embargo, los científicos ingleses están introduciendo nuevos metodos de estudios arqueológicos para desentrañar mundos perdidos. Es el caso de una nueva técnica científica basada en la utilización de magnetómetros.
Estos instrumentos, que ya se emplean en actividades como la extracción de petróleo, la prospección de gas o la instalación de parques eólicos marinos, se están comenzando a usar en la arqueología moderna. Unos dispositivos en forma de torpedo que, unidos con un cableado a un buque científico, mandan una serie de datos 'invisibles' a los ordenadores de a bordo. Los investigadores, a treves de estos, consiguen cartografiar estructuras, artefactos y formaciones geológicas enterradas.
Gracias a proyectos como 'Las fronteras perdidas de Europa' (por su nombre en español), podemos conocer parte de la historia de nuestro planeta y de nuestra raza, que hasta hace poco desconocíamos por completo.