REDACCIÓN 'EL OBSERVATORIO'
El pasado 13 de julio un asteroide con capacidad para destruir la ciudad de Nueva York nos pasó rozando. Y no lo vimos. Con 60 metros de diámetro -como un edificio de 20 plantas- y a una velocidad de 86.00 kilómetros por hora -según la NASA-, pudo haber impactado contra la Tierra sin que ningún astrónomo lo viese y pudiera haber dado la voz de alarma.
¿Pero por qué ocurrió esto? Pues a pesar de que a cada minuto los más de 30.000 meteoritos que tenemos relativamente cerca son rastreados -ninguno de ellos por ahora supone peligro alguno- por los grandes telescopios mundiales, hay otros que no pueden observarse con claridad ya que vienen desde la dirección del Sol. Esto los hace prácticamente invisibles a nuestras herramientas ópticas espaciales.
Para atajar este grandísimo problema, la ESA está trabajando actualmente en la conocida como Misión NEOMIR (Near-Earth Object Mission in the Infra-Red), cuyo lanzamiento está previsto para 2030. Se trata de un telescopio con lentes especiales anti-refractantes que se colocará entre nuestra estrella y y la Tierra, para tratar de observar sin problemas aquellas rocas peligrosas hasta ahora indetectables.
Esta misión complementará a la misión 'NEO Surveyor' de la NASA y que cubre el 90 % de los objetos cercanos a la Tierra de más de 140 metros de diámetro. NEOMIR, por su parte, estará diseñado para enfocarse en destructores inminentes de cualquier tamaño.
Los meteoritos pequeños y medianos son muy comunes en nuestro espacio cercano y pueden causar grandes daños, como ya hizo el Chelyabinsk, en febrero de 2013-. Esta roca -'invisible' por lo ya expuesto- de unos 20 metros de diámetro, y a una velocidad de 18.000 kilómetros por hora, impactó contra los montes Urales en Rusia. Su onda expansiva dañó miles de edificios e hirió a unas 1.500 personas como consecuencia de ello. Fue el asteroide más grande que nos golpeó en más de un siglo. Estadísticamente, los asteroides de este tamaño impactan con nuestro planeta una vez cada 50/100 años.
Por ello, si podemos verlos, los tiempos de advertencia de unos pocos días podrían ser suficientes para que las autoridades locales notifiquen a los ciudadanos de que se mantengan alejados de las ventanas o incluso para que puedan evacuar determinadas áreas geográficas.