REDACCIÓN 'EL OBSERVATORIO'
Este hombre de Ciencia, pues estudió Ingeniería Informática -aunque su pasión era la Biología-, nació en Orihuela, Alicante, en 1981. Después de trabajar en el mundo de la informática y montar su propia empresa, Aníbal decidió seguir su pasión por la biología y obtuvo un puesto de investigación en la Universidad de Málaga, donde realizó su tesis doctoral en genética del cáncer y enfermedades raras.
A lo largo de su carrera, Aníbal también ha completado varios másteres, entre ellos de ciencias cognitivas, primatología, ingeniería biomédica o de periodismo de viajes. Su punto de inflexión vital se produciría en 2015 cuando experimentó un viaje transformador a nivel personal a Camerún, donde desde un enfoque antropológico, exploró y convivió con diversas comunidades en África. Este cambio le inspiró a combinar su interés por la fotografía y los viajes, fundando así su propia agencia de viajes Last Places.
La curiosidad y la pasión por lo que hace le han llevado hoy a estar en lo más alto de nuestros aventureros patrios, con miles de seguidores en sus redes sociales aguardando a que publique un post o story apasionante, como ese en el que cuenta que se perdió con su esposa y compañera de trabajo Lucía Madrid por la Sabana, rodeado de leones y sin comida alguna... aunque precisamente 'hoy' nos ha atendiendo a esta entrevista en mitad de ningún sitio, en la frontera entre Namibia y Botsuana.
El Observatorio: ¿Cómo mira un hombre de ciencia como tú, esa parte del mundo donde la ciencia apenas existe? ¿Qué aportaría la ciencia actual a esos lugares del mundo en los que ni conocen ese término? ¿Piensas que si la ciencia entrase en su día a día, destruiría sus modos de vida?
Aníbal Bueno: En mi opinión, todas las comunidades en el mundo tienen algo parecido a la ciencia. El ser humano necesita comprender su entorno, tratar a los enfermos y entender el funcionamiento del universo. Cada comunidad aborda esta necesidad de manera diferente con las herramientas que tiene, como la medicina tradicional, la protomedicina y los remedios caseros.
Me apasiona entender por qué el ser humano inventa mitos y supersticiones y cómo crea leyes físicas, químicas y médicas. He estudiado miles de culturas diferentes y me fascina cómo siempre buscamos respuestas.
La ciencia occidental, basada en la evidencia, ha tenido beneficios innegables como duplicar la esperanza de vida en los últimos sesenta años. Sin embargo, en lugares donde la ciencia no está presente la esperanza de vida es muchísimo más baja.
La ciencia occidental puede mejorar la esperanza de vida de estas comunidades y combatir epidemias a través de la vacunación. Pero también es cierto que esto podría llevar a la pérdida de diversidad cultural en las creencias médicas. Es importante preservar estas tradiciones, pero también ha de haber prioridad en la calidad de vida humana, que está estrechamente relacionada con la ciencia moderna.
E.O.: Ahora que están en auge las redes sociales, y tú eres muy activo en ellas, ¿crees que personas como tú sois los verdaderos historiadores actuales? Los fotoperiodistas, aventureros o viajeros intrépidos sois quienes mostráis por el móvil al resto del mundo cómo es esa otra parte del planeta tan desconocida, fascinante, pero a la vez peligrosa.
A.B.: Es cierto que soy muy activo en redes sociales. Estudiar informática me ayuda a familiarizarme con las nuevas tecnologías, y me gustan mucho. La democratización del acceso a la generación de información es una gran revolución de nuestra época, similar a lo que sucedió con la imprenta.
Aunque nunca me había planteado en términos de "historiador actual," es cierto que las redes han cambiado el paradigma del periodismo y la narración de hechos. La Primavera Árabe fue un ejemplo evidente de esto, siendo la primera revolución que surgió a través de las redes sociales. Movimientos como la ola feminista no habrían sido posibles sin ellas.
La forma en que la gente joven consume contenido informativo ha cambiado. Consumen noticias y documentales a través de TikTok y YouTube, lo que es una elección generacional. Los medios grandes ya están adaptándose a esta nueva realidad, y vemos ejemplos de personas como Lethal Crysis (Rubén Díez), un chaval que recorre el mundo creando documentales con su cámara y que tiene más impacto que algunos documentales tradicionales en televisión.
En la actualidad, los cronistas, periodistas y divulgadores, en campos como la ciencia, antropología y viajes, se encuentran muy activos en redes sociales, inspirando a las personas. El futuro puede traer cambios, pero por ahora, esta es la realidad.
E.O.: ¿Por qué tu fascinación por las tribus? ¿Cuántas has documentado y con cuál te quedarías, aunque sea difícil elegir una? ¿Ellos entienden tu trabajo?
A.B.: La fascinación por explorar las diferentes culturas y entender cómo la genética y la cultura influyen en nuestro comportamiento es la esencia de mi trabajo. Durante la primera etapa de mi vida, me dediqué a investigar la biología del ser humano, incluyendo la genética, las enfermedades y la herencia. La genética es común a todos los humanos, pero la cultura es como un barniz adicional que modifica nuestro comportamiento.
La segunda parte de mi vida se centra en entender lo que nos hace diferentes, en investigar la diversidad cultural. He tenido la oportunidad de conocer miles de culturas, desde las casi cincuenta tribus que residen en Camerún hasta más de veinte en Etiopía. Y es que algunos países tienen cientos de comunidades diferentes. Cada cultura me ha impactado de distintas maneras, ya sea porque me hayan hecho sentir más cómodo, otras porque he vivido experiencias personales increíbles o porque tengan un ritual fascinante.
Destacaría dos comunidades de todas, aunque ya es acotar bastante, como los Mundari en Sudán del Sur. Es fascinante su relación mística con las vacas, a las que consideran médiums para comunicarse con los dioses; se cubren con cenizas de sus excrementos quemados, se bañan con su orina... y los Korowai en la selva de Papúa Occidental, que viven en lo alto de árboles a 30 metros y tienen una cultura cazadora apasionante y se comunican cantando. Es algo mágico. Y es una pena porque van a desaparecer, puesto que sólo quedan 100 korowais.
E.O.: ¿Saben del mundo que les rodea? Me refiero si están informados de qué se cuece a nivel internacional.
A.B.: Cuando se trata de si estas comunidades saben acerca del mundo que les rodea, la respuesta varía. Por ejemplo, en lugares como las Islas Andamán, Sentinel del Norte y algunas zonas remotas de la Amazonía, aún existen tribus no contactadas. Según Survival International, hay alrededor de unas 15 tribus en el mundo que aún no han tenido contacto con el exterior. Algunas de ellas no saben nada acerca de lo que hay más allá, mientras que otras pueden tener alguna idea pero se niegan a entrar en contacto con el mundo exterior.
E.O.: Se ha hecho muy famoso ese ritual que has comentado en otras entrevistas sobre hienas y bebés en Nigeria, ¿podrías contárnoslo? ¿Qué piensas sobre esos rituales tan 'extremos'?
A.B.: Se trata de algo que apenas era conocido hasta que lo exploramos y le dimos voz. La información al respecto es escasa, y si buscas "hienas en Nigeria" en internet encontrarás algunas fotografías de profesionales, pero pocos son los que han ido hasta esta zona concreta donde se realiza ese ritual. Principalmente porque Nigeria no es un destino turístico común y el norte del país es muy peligroso y no mucha gente está interesada en viajar a una zona tan remota.
En la zona de Kano, como digo al norte de Nigeria, cerca de la frontera con Níger, las comunidades domestican hienas y realizan rituales en los que consideran que estas representan al demonio en la Tierra. Este ritual implica tocar el tambor, danzar y sacar a la hiena para excitarla y sacarle su instinto más salvaje. Para ello le hacen oler la sangre de la cabeza cortada de una cabra. Luego se escoge a un bebé de entre el numeroso público -pues las madres quieren ofrecer a sus niños como voluntarios- y colocan al elegido en el suelo en medio de todo el mundo, cubriéndolo tanto a él como a la hiena con una manta.
Mientras tanto, nadie sabe que está pasando debajo de esa manta que se mueve. Para mí presenciar esta celebración fue aterrador, porque es un animal que acojona mucho, muy grande, con grandes colmillos y que está salivando por la excitación. Podría destrozar a ese bebé... pero en este caso no le hizo nada al niño. Quitaron la manta y estaba todo perfecto, y la madre se puso supercontenta. Y es que esto lo hacen porque creen que si el espíritu del demonio, que según ellos habita en la hiena, no toca al niño, no le hace daño, ese bebé quedará bendecido. Es como si al mal no le interesara hacer daño a ese pequeño.
E.O.: ¿Cuántos países conoces? ¿Por qué África es tu referente y cuáles son tus próximos destinos y por qué?
A.B.: He tenido la oportunidad de visitar alrededor de 100 países, lo que equivale a más de la mitad de los países del mundo. Mi enfoque principal se centra en África debido a la increíble diversidad cultural ancestral que aún persiste allí y de manera intacta. África es un continente inmenso, con 56 países y miles de culturas diversas. En comparación, Europa tiende a tener una cultura bastante homogénea; y en América, aunque la región amazónica posee una gran riqueza cultural en general, se ha occidentalizado en mayor medida.
Hacia finales de este año tengo planeados viajes de trabajo a Afganistán, Pakistán y Bangladesh, donde lideraré grupos en cada uno de estos destinos. Tendré mucho trabajo en antropología y fotografía de retratos en estas regiones de Asia, explorando las culturas y la vida de su gente.
E.O.: ¿Cómo son los grupos de turistas que llevas a esos países 'imposibles'? Me refiero a nivel económico, cultural, nacionalidad y qué les mueve. ¿Han sentido miedo? ¿Tú tienes miedo cada vez que te adentras en alguno muy peligroso?
A.B.: Nuestros clientes provienen de todo el mundo. Tenemos un mercado muy internacional. Si bien hay muchos españoles entre ellos debido a que nosotros también lo somos, atendemos igualmente a clientes de Alemania, Bélgica, Reino Unido, Italia, Estados Unidos y América Latina. Tienen un poder adquisitivo medio-alto, ya que estos viajes no son económicos.
A menudo, hay quienes se preguntan por qué los viajes a lugares como el sur de Etiopía o Gabón, que son países con ingresos per cápita bajos, resultan ser tan costosos. La razón radica en la logística de estos viajes. En muchos casos, se requiere seguridad militar privada, especialmente cuando viajamos a zonas en conflicto. Además, proporcionamos un vehículo 4x4 por cada tres personas, lo que puede resultar costoso, ya que en algunos de estos lugares conseguir un 4x4 es complicado, por lo que los traemos desde otros sitios como Uganda.
Además, hay costos asociados con sobornos a la policía para evitar problemas y corrupción en general. Cuando uno viaja a países con Estados fallidos, las cosas no siempre salen como se esperaría, lo que puede implicar tener que pagar sobornos en puntos de control y en otras situaciones. Todo esto suma costos significativos al viaje. También debemos llevar tiendas de campaña de calidad a zonas como el sur de Etiopía, las cuales traemos desde Sudáfrica, lo que se agrega a los costos.
Muchos de nuestros clientes son 'coleccionistas' de países y han recorrido la mayor parte del mundo. Acuden a nosotros porque ofrecemos viajes a destinos poco convencionales. Además, en los últimos tiempos, con la creciente visibilidad de mi trabajo en las redes sociales, especialmente en Instagram y TikTok, donde utilizo un lenguaje más coloquial, hemos atraído a un público más joven.
En cuanto al miedo, debo admitir que he experimentado mucho miedo en ciertas ocasiones, especialmente cuando he viajado a zonas de conflicto. Recuerdo la primera vez que viajé al sur de Etiopía. Pasé semanas sin dormir debido a las noticias sobre asesinatos y secuestros en la región. He sentido un intenso temor en situaciones de tiroteos y cuando nos han saltado por el camino, lo cual ha ocurrido en varias ocasiones. Sin embargo, con el tiempo, he aprendido a lidiar con el miedo. No estoy seguro si me he vuelto insensible o si he aprendido a controlar mejor las situaciones, pero ciertamente siento menos miedo ahora. Siempre estoy pendiente de la seguridad y, cuando es necesario, viajamos con escoltas para garantizarla. También he aprendido a confiar más en nuestros 'fixers' o guías locales, ya que, al igual que yo, quieren regresar a salvo y conocen mejor el terreno. Esto ha contribuido a reducir mi nivel de miedo en comparación con mis primeras experiencias.
E.O.: ¿Cuántas veces te has jugado el tipo? Explícanos alguna vez que llegaste a sentir que ese era tu último momento y que de ahí no salías.
A.B.: Ha habido muchos momentos en los que he sentido que mi vida corría peligro, sobre todo en el sur de Etiopía. Hemos sido víctimas de ataques, tiroteos y asaltos en la región del sur de ese país. En varias ocasiones, nos han detenido y llevado a calabozos, y hemos sido amenazados con armas de fuego.
Quizás el incidente más aterrador en términos de armas ocurrió cuando estábamos tratando de cruzar la frontera sur de Etiopía. Presencié cómo disparaban al automóvil que iba delante de nosotros. Cuatro miembros del pueblo Surma, que es conocido por ser un grupo conflictivo en esa zona, acribillaron a sus ocupantes a través de la ventana. No sé quiénes estaban en ese vehículo, pero era justo el que iba delante del nuestro. Por suerte, nos salvamos por muy poco, ya que paramos antes para revisar la presión de las ruedas y perdimos unos minutos; de lo contrario, podríamos haber sido nosotros.
Sin embargo, el momento en el que sentí que mi vida realmente estaba en juego, y pensé que se había acabado, fue cuando contraje la malaria. Estuve hospitalizado en Cabo Verde durante dos semanas, pero antes de recibir un diagnóstico, lo cual tomó mucho tiempo, estuve al borde de la muerte. Tenía alrededor de cuatro mil plaquetas en mi recuento de análisis de sangre -lo normal son entre 150.000 y 400.000 plaquetas-, y no podía moverme ni abrir los ojos. Unas horas más sin la medicación adecuada y no estaría aquí para contarlo.
E.O.: Para finalizar, y dejando muchos temas sin tratar tan fascinantes o más que los que nos acabas de contar, si hay algo sobre lo que quieras hablarnos o decirnos, aquí tienes nuestro diario digital para expresarte.
A.B.: Muchas gracias una vez más. Ya se ha hecho de noche aquí, estoy al lado de un río y está completamente oscuro. Empecé de día esta entrevista, pero ahora ya no veo nada. Deciros que tengo dos libros publicados, el primero es "Culturas Olvidadas", que es una crónica en primera persona de los cinco viajes que más me han impactado. Y el segundo es "The Last Tribes of Angola", disponible en inglés y español, y que es un libro de fotografía y descripción antropológica que documenta las 17 tribus de Angola, sus características, su entorno, su religión y los desafíos a los que se enfrentan.
En marzo de 2024 se lanzará mi tercera obra, que trata sobre supersticiones y mitos de la humanidad.
Muchas gracias de nuevo. Te dejo, que voy a ver si puedo regresar al campamento entre la oscuridad.
*Aquí, en la página web personal de Aníbal Bueno, encontrarás sus libros y mucho más.
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