Planeta Azul

Este estudio sugiere que dentro de la Tierra hay restos de otro planeta

Descifrando los misterios de Theia, el impacto contra nuestro planeta que forjó la Luna y dejó un legado en el corazón de la Tierra
Imagen generada por IA

REDACCIÓN 'EL OBSERVATORIO'

En un emocionante avance científico, un estudio recientemente publicado en la prestigiosa revista Nature ha desvelado que dos enormes estructuras rocosas escondidas en las profundidades del manto terrestre podrían ser evidencia de un antiguo cataclismo cósmico. Estas formaciones, conocidas como las grandes provincias de baja velocidad (LLVP por sus siglas en inglés), están vinculadas a Theia, un cuerpo celeste del tamaño de Marte que impactó contra la Tierra hace 4.500 millones de años, y que se cree dio origen a nuestra querida Luna.

La llamada "hipótesis del gran impacto", ampliamente aceptada por la comunidad científica, sugiere que durante las últimas etapas de formación de la Tierra, un gigantesco choque con Theia desencadenó una serie de eventos cósmicos que finalmente llevaron a la creación de nuestro satélite.

¿Cómo ha confirmado la ciencia esta teoría?

Un eminente equipo de científicos, incluyendo a expertos de la Universidad Estatal de Arizona y el Instituto de Tecnología de California, ha utilizado complejas simulaciones por ordenador para desentrañar este antiguo misterio. Sus resultados sugieren que tras la colisión, fragmentos considerables de Theia se hundieron profundamente en el manto terrestre, donde han permanecido prácticamente inalterados hasta nuestros días.

Lo que hace que esta teoría sea aún más convincente es la densidad de Theia. Comparando la composición del material lunar con modelos teóricos de Theia, los investigadores estiman que el manto rocoso de Theia podría haber sido entre un 2 % y un 3,5 % más denso que el de la Tierra. Los fragmentos más pesados de Theia se habrían hundido en las profundidades del manto terrestre, conservando así una parte de este antiguo objeto cósmico en su forma original.

Estas dos misteriosas grandes 'provincias de baja velocidad', ubicadas bajo el Océano Pacífico y África, son las estructuras más grandes jamás detectadas bajo la superficie de la Tierra. Su intrigante morfología y su composición de mayor densidad han desconcertado a los científicos durante décadas. Sin embargo, esta nueva investigación aporta una explicación convincente.

Marina Martínez, doctora en Ciencias Planetarias y de la Tierra, señala a La Vanguardia que "el origen de las grandes provincias de baja velocidad siempre ha sido motivo de debate". Los modelos anteriores no lograban explicar todas las características observadas en estas estructuras, pero el nuevo estudio propone un escenario donde elementos primordiales como helio y neón, presentes en la nebulosa en la que se originó nuestro sistema solar, quedaron atrapados en el manto rocoso de Theia durante su formación. Posteriormente, la colisión con la Tierra transportó este material, rico en gases primordiales, hacia el manto terrestre.

Las simulaciones indican que el impacto de Theia provocó dos cosas importantes en el interior de nuestro planeta. Primero, se crearon dos capas diferentes en el manto de la Tierra: una capa inferior que se volvió sólida como una roca y una capa superior que se mantuvo un poco más flexible, como un material semifluido.

En cuanto a lo segundo, es sorprendente que los restos de Theia hayan permanecido en la Tierra durante tanto tiempo: más de 4.500 millones de años. Esto ha dejado perplejos a los científicos porque sugiere que el proceso natural que normalmente mezcla los materiales en el interior de la Tierra no funcionó tan bien en la capa inferior del manto porque estaba sólida.

En última instancia, esta investigación respalda la hipótesis del gran impacto como una de las explicaciones más convincentes para el origen de nuestra Luna. Los misterios de la Luna, como su tamaño desproporcionado y su falta de hidrógeno, encuentran respuestas en esta teoría. La ciencia nos lleva un paso más cerca de desvelar los secretos de nuestro sistema solar y cómo llegó a ser como lo conocemos hoy en día.

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